La biblioteca de mi centro es preciosa. Los alumnos se encuentran muy a gusto en ella. ¿Será por los estores color pistacho, color que relaja y favorece la concentración? ¿Será por las ilustraciones que la decoran, todas de cuentos y libros de literatura juvenil, diseñadas y creadas por los propios alumnos? ¿Será porque es un lugar único que no se parece a ningún aula? No sé. Es acogedora, luminosa y alegre, pero eso no quiere decir que sea perfecta.
Ya cuando rellené la encuesta de la actividad 1.2 me di cuenta de algunas de sus deficiencias: no hay zona de lectura relajada, sobran vídeos VHS que no se utilizan; hay muy poco material multimedia para aprender jugando, muy pocos DVDs o juegos interactivos. Tampoco se cura contenido para ofrecer a la comunidad educativa informaciones contrastadas, sintetizadas y presentadas de forma clara y motivadora. De igual manera, no existía una guía de la biblioteca donde se concentrara la información básica que los usuarios deben conocer sobre todo lo que este espacio les ofrece.
Más tarde, cuando abordé los contenidos del bloque dos, en concreto, con la tarea "¿Qué hay en biblioteca de mi centro?" me llevé una nueva decepción. La mayoría de los materiales catalogados no tienen asignados descriptores de materia o temáticos, con lo cual resulta imposible recuperarlos, a no ser partiendo del título o el autor; pero si desconoces que esos títulos o autores existen, difícilmente podrás localizar sus obras, buscándolas por los temas que tratan.
A todos estos problemas se les puede buscar una solución; es cuestión de tiempo, trabajo y dinero, porque, gracias a este curso, se nos han abierto las puerta para enseñarnos de qué manera hacerlo. La guía de la biblioteca, por ejemplo, ya está elaborada, con esfuerzo, pero también con buenos resultados, al haber conocido la plataforma issuu.
Para actualizar el fondo multimedia, no basta con el esfuerzo y toda la información obtenida en este curso (catálogos de DVDs o juegos interactivos, páginas web especializadas...), es necesario un presupuesto estable que se mantenga curso tras curso y permita ir actualizando los fondos a la vez que se modifica la realidad y el conocimiento. Desgraciadamente, muchas bibliotecas como la mía, funcionan a golpe de petición-autorización para compras puntuales.
El bloque de contenido tres me ha abierto la puerta a la comprensión del concepto "curación de contenido" y a la importancia que esta actividad tiene en nuestro presente, tan bombardeados como estamos de información permanentemente, hasta el extremo de no ser capaces de procesarla. Intentaré desarrollar actividades de este tipo, como bibliotecaria y como profesora, guiando a mis alumnos en el proceso de buscar, analizar y presentar la información bien organizada.
Por último, también en el bloque tres, me he entusiasmado con el tema "animar a leer". La propuestas son variadas, innovadoras y sugerentes. Sin miedo a nada se potencia la lectura. Son ideas frescas y divertidas que dejan caer semillas en nuestra creatividad. Seguro que más tarde, estas germinarán y darán sus frutos. La gamificación y la realidad aumentada hay que promoverlas.
No todo se podrá remediar, pero está claro que este curso va a dejar una huella positiva en nuestra labor.
Respecto a la segunda cuestión de esta tarea, encontrar alguna biblioteca escolar en la red, que no complazca, he de decir que no ha sido necesario buscar, porque yo ya tenía mis preferidas bien identificadas. Son Biblioabrazo, de Ana Nebreda, y Lapicero mágico, de Isabel Bermejo. Ambas son maestras, dirigen las bibliotecas de sus centros y comparten en sus blogs experiencias, actividades y propuestas. Sensibles y generosas, nos ayudan mucho a los que las seguimos. Clica en sus blogs y descubrirás por qué las he elegido.
